Son frutas sometidas a un proceso de desecación – deshidratación, que permite conservarlas consumibles por un largo período de tiempo (ya que se elimina su contenido acuoso). Esta clase de frutas no pierden sus nutrientes, sino que además de conservarlos (al igual que las frutas frescas) los mismos se concentran. Aportan hidratos de carbono, vitaminas, minerales, antioxidantes y fibra. Son por excelencia fuente de potasio, calcio, hierro y vitamina A, además de las vitaminas del complejo B y vitamina C.